lunes, 12 de diciembre de 2011

Mi opinion

Pues la historia de nuestro pais es muy amplia y es casi imposible estudiarla por completo, sin embargo existen ciertas caracteristicas las cuales an marcado la historia que nos identifica como mexicanos.
Esto lo pudimos ver marcado en los puntos ya expuestos de este proyecto, ademas de que se puede observar como a trascendido nuestro pais desde la epoca de la conquista y hasta la Revolucion. Ahora bien, los grandes heroes de la patria siempre quedaran marcados dentro de la historia, ya que sin ellos la pregunta de hoy seria ¿Como seria el pais si aun existiera el mismo regimen a como hace 100 o 200 años?

Introduccion

La informacion que se presenta a continuacion se basa en la recopilacion de datos en los museos de Revolucion y Palacio Nacional.
El proyecto se divide en 2 partes: la primera que trata sobre temas que se encuentran en el museo de Palacio Nacional y la segunda en el museo de Revolucion.
En ella se incluyen los rasgos y caracteristicas que en cada museo se exhiben y que son de alto grado de importancia para la historia de nuestro pais.

Proposito

El proposito de esta investigacion, es saber mas acerca de lo que a ocurrio en la epoca colonial y hasta la etapa de la Revolucion Mexicana. De esta manera tendre un concepto mas amplio acerca de lo que paso durante ese periodo y poder tener un criterio propio.
Ahora bien un fundamento de esto, es que no solo la informacion la podemos encontrar en libros, si no que tambien la podemos hallar en intituciones y museos en donde podemos encontrar la informacion mas completa

Museo de Revolucion

Historia del Museo
El Museo Nacional de la Revolución se encuentra ubicado en Plaza de la República s/n, en los sótanos del Monumento a la Revolución Mexicana, en un área que ocupa 1 721 metros cuadrados.
a idea de crear un museo de la Revolución Mexicana inició hace 70 años, en el Departamento de Historia del Museo Nacional, que había iniciado la organización de una colección con el fin de establecer un museo de la Revolución.     
Sala 1 De la república triunfante al ocaso de la dictadura.
De 1863 a 1867, los liberales o republicanos defendieron la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma y, encabezados por el presidente Benito Juárez, lucharon contra el invasor francés.
Luego de triunfar sobre éste se impuso la República Restaurada. Benito Juárez permaneció en el poder hasta su muerte en 1872, y lo sustituyó Sebastián Lerdo de Tejada, quien al intentar permanecer en el poder en 1876 se enfrentó a José María Iglesias, presidente de la Suprema Corte de Justicia, al Gral. Porfirio Díaz, levantado en armas con un ejército de cerca de cuatro mil hombre y al Gral. Manuel González, quienes lograron expulsar a Lerdo de Tejada del país.
Para fines de ese año, Díaz proclamó el Plan de Tuxtepec y las reformas de Palo Blanco, y con la bandera de la "no reelección" llegó a la presidencia; con él los mexicanos comenzaron una nueva etapa de organización económica, política y social que se prolongaría por más de treinta años, con una interrupción de cuatro años -de 1880 a 1884- en que el Gral. Manuel González ocupó la presidencia.
La nueva política agraria se enfocó hacia la intensificación del latifundio, es decir, de las grandes extensiones de tierra en manos de un sólo dueño; esto provocó la expropiación en gran escala de las tierras comunales.
Aunque México era un país eminentemente rural cuyos cultivos principales eran maíz, trigo, frijol y arroz, su producción apenas alcanzaba para el autoconsumo y, a veces, incluso tenía que importarse.
Durante el Porfiriato, la ganadería y la minería se transformaron, especialmente en el norte del país, donde las condiciones climatológicas y la calidad de los suelos superaba en mucho a las del sur; esto significaba, en algún sentido, mejores condiciones de trabajo para los jornaleros.
En el centro predominaba la explotación a los peones acasillados y en el sur la servidumbre por endeudamiento, que degeneraba en esclavitud absoluta. Fue entonces cuando las haciendas lograron su máximo desarrollo. Contaban con grandes extensiones de tierra y cada una era una pequeña isla: ahí estaba la casa del patrón y las habitaciones de los empleados, administrativos y de los artesanos de mayor jerarquía. Había también establos, graneros, capilla para los servicios religiosos y hasta cárcel. Tenía su tienda de raya, conocida así porque algunos patrones pagaban a sus trabajadores con artículos de dicha tienda.
La etapa porfirista, sin embargo, se caracterizó por una evolución intensa de la economía en otros niveles. La penetración del capital extranjero propició el desarrollo del país; Inglaterra, Francia, Alemania, España y Estados Unidos invirtieron en la industria y la minería, con el consecuente restablecimiento del crédito externo, que se había suspendido con la Intervención Francesa.
La inversión extranjera, en especial estadounidense e inglesa, auspició la modernización de la industria textil. Las fábricas aumentaron su capacidad de producción y se amplió el número de trabajadores. Los ingenios azucareros renovaron sus sistemas. La industria cervecera creció y se instalaron fábricas en Monterrey y Orizaba, además de las de Morelos y Puebla. Se incrementó la producción de cigarrillos y puros, papel, aceites y jabones, cemento, loza y vidrio. La siderurgia se transformó al empezar a trabajar en 1903 la Fundidora de Hierro y Acero de Monterrey.
Para lograr ese desarrollo se tuvieron que realizar esfuerzos colosales, en particular para mejorar las vías de comunicación: ferrocarriles, telégrafo y sus complementos tuvieron especial atención. Los ferrocarriles fueron cuidados con esmero desde los tiempos de Juárez, por ser los "introductores del progreso" y por abrir el camino al transporte de materia prima a través de la República y hacia el extranjero, especialmente hacia Estados Unidos. Unas cuantas compañías extranjeras tenían en sus manos la mayor parte de las vías férreas, por lo que en 1908 se crearon los Ferrocarriles Nacionales de México, que absorbieron cerca de 11 000 de los 20 000 kilómetros de vías existentes.
Este gobierno estuvo apoyado por el partido de los Científicos, por el clero católico y por el ejército federal.
Para 1910, el país contaba con más de quince millones de habitantes entre indios, mestizos y blancos. Había ricos muy ricos y pobres demasiado pobres; la clase media se fortalecía. En las ciudades aparecía el proletariado, conformado por obreros, jornaleros y desplazados del campo. 
Muy pocos mexicanos tenían acceso a la educación y había grandes grupos de analfabetos. Los intelectuales estaban influidos por la cultura francesa y por la filosofía positivista.
Durante el porfiriato se persiguió especialmente a la prensa independiente; las continuas reelecciones de Díaz hicieron crecer la prensa de oposición y con ella la represión a periodistas, los cateos y la incautación de imprentas. Los periódicos libres denunciaban las condiciones de miseria en que vivían los trabajadores del campo y las ciudades, por ello eran clausurados. Hacia fines del siglo XIX surgieron periódicos que atacaban abiertamente al gobierno y difundían ideas liberales, socialista y anarquistas. Destacaron entre ellos El Hijo del Ahuizote, dirigido por Daniel Cabrera y Jesús Martínez Carrión; El Diablito Rojo, de tendencia obrerista, cuyo caricaturista fue José Guadalupe Posada; El Demócrata, publicado por estudiantes, denunciaba los actos del gobierno. También salió a la luz Regeneración, un periódico del Partido Liberal que pugnaba por la no reelección y por el cambio de gobierno, con demandas de una situación más justa para los obreros, campesinos y el pueblo en general.
Sala 2 En defensa de la democracia.
En un contexto de protestas y represión, en 1906 apareció el programa del Partido Liberal y Manifiesto a la Nación, firmado en San Luis Missouri por los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón, Antonio I. Villareal, Juan y Manuel Sarabia, Librado Rivera y Rosalio Bustamante. En este documento, por primera vez, se planteó la necesidad de luchar contra la dictadura e implantar un sistema de gobierno democrático.
El Partido Liberal Mexicano impulsó un movimiento social que tuvo repercusiones directas en luchas obreras -como las huelgas de Cananea y Río Blanco- y en la formación de clubes y partidos políticos. Para 1908 se había conformado una fuerza suficientemente grande para hacer frente común contra la séptima reelección del Gral. Díaz, planeada para 1910.
Uno de los más destacados defensores del antirreeleccionismo era el coahuilense Francisco I. Madero, quien en 1908 hacía un análisis de la historia de México y planteaba la necesidad de organizar a los mexicanos para el cambio democrático.
En todo el país se formaron clubes contra la reelección de Díaz y, con el lema "Sufragio efectivo. No reelección" se convocó a una Gran Convención Nacional Independiente, que se realizó en la Ciudad de México en abril de 1910. En ella se postularon como candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la República a Madero y a Francisco Vázquez Gómez, respectivamente.
Madero inició una exitosa campaña electoral, interrumpida en ocasiones por el aparato porfirista que lo encarceló en San Luis Potosí y lo obligó a huir a Estados Unidos. El 26 de junio de 1910 se realizaron las elecciones y, como resultado del fraude electoral, Porfirio Díaz y Ramón Corral fueron designados presidente y vicepresidente para el periodo 1910-1916. En septiembre, el presidente y su séquito celebraban con gran lujo las fiestas del Centenario de la Independencia.
-Revolución maderista.
En el exilio, en San Antonio, Texas, Madero y otros revolucionarios terminaron de redactar el Plan de San Luis, en el que se denunció el fraudulento proceso electoral y se llamó al pueblo a tomar las armas el 20 de noviembre, en defensa de sus más elementales derechos constitucionales.
El Plan de San Luis fue secundado por la mayoría de los dirigentes de los centros anti reeleccionistas que habían sido fundados en toda la república; tal fue el caso de los hermanos Serdán en Puebla, que el 18 de noviembre se enfrentaron al ejército y la policía.
Abraham González, Pascual Orozco y Francisco Villa luchaban en el norte, mientras en el sur lo hacía Emiliano Zapata y su ejército libertador. Para mayo de 1911, después de un enfrentamiento en Ciudad Juárez, Chihuahua, se firmaron los tratados de Ciudad Juárez, en los que se acordó la renuncia de Porfirio Díaz y Ramón Corral; el secretario de Relaciones Exteriores, Francisco León de la Barra, como presidente provisional, convocaría a elecciones generales para la presidencia de la República. En noviembre de 1911, Madero era democráticamente electo presidente y José María Pino Suárez vicepresidente.
Sala 3 La lucha popular.
Huerta ordenó la adhesión de los gobernadores a su régimen. La negativa de Abraham González en Chihuahua provocó su asesinato; los gobernadores de Coahuila y Sonora, Venustiano Carranza e Ignacio L. Pesqueira, iniciaron la lucha contra el usurpador. Venustiano Carranza proclamó un plan unificador contra el gobierno de Huerta: el Plan de Guadalupe; en él se desconocía abiertamente su régimen y se formaba el Ejército Constitucionalista, con el propio Carranza al frente.
Este ejército quedó organizado en siete cuerpos militares. Los principales eran del Noroeste, comandado por Álvaro Obregón, el del Noreste con Pablo González al mando y el del Centro, a cuyo frente estaba Pánfilo Natera. Francisco Villa, incorporado también al Ejército Constitucionalista, quedó al mando de su famosa División del Norte. De manera independiente, Emiliano Zapata combatió a Huerta con su Ejército Libertador del Sur.
El senador por Chiapas, Belisario Domínguez, escribió un discurso contra Victoriano Huerta; lo culpaba por la falta de orden y paz, y lo responsabilizaba por el hambre y la miseria del pueblo mexicano. Este discurso costó la vida al Dr. Domínguez.
En abril de 1914 el gobierno norteamericano, con el pretexto de un agravio sufrido por uno de sus buques en Tampico, ordenó la invasión al puerto de Veracruz, por lo que Huerta tuvo que enfrentar la defensa del territorio nacional en un momento crítico para su gobierno, situación que fue aprovechada por Carranza para reforzar sus posiciones.
Los constitucionalistas lograron aniquilar a Victoriano Huerta política y militarmente en julio de 1914. Sin embargo, existían dificultades entre el jefe del Ejército Constitucionalista y algunos de los principales dirigentes populares. Francisco Villa, por ejemplo, impulsaba una política congruente con los intereses de las clases populares, una de cuyas acciones era la expropiación de extensas zonas agrarias. La situación se iba decantando y ésta daba paso a un nuevo conflicto político y social.
A pesar de que algunos revolucionarios como Álvaro Obregón hacían esfuerzos por conciliar a los bandos, en Chihuahua circulaba ya un manifiesto de Francisco Villa que llamaba a los mexicanos a unirse a la División del Norte, exigiendo la renuncia de Carranza y proponiendo la realización de elecciones democráticas, mientras Carranza, en la Ciudad de México, convocaba a los militares más destacados a una convención que inicialmente se llevó a cabo en la Cámara de Diputados, del 1o. al 6 de octubre de 1914, y a la que asistieron algunos gobernadores y reconocidos constitucionalistas, ante la ausencia de representantes de la División del Norte y del Ejército Libertador del Sur. Se vió la necesidad de trasladar la asamblea a Aguascalientes, lugar neutro, para que participaran todas las facciones incluyendo a villistas y zapatistas.
La Soberana Convención de Aguascalientes nombró a Eulalio Gutiérrez presidente provisional de la República y solicitó las renuncias de Carranza y Villa a sus cargos. Villa aceptó, pero Carranza negó a la Convención autoridad y soberanía para tomar tales medidas, y partió a Veracruz para instalar allí su gobierno.
Así el movimiento armado continuó, acompañado de decretos y leyes que buscaban la legitimidad de ambos gobiernos. El de Carranza (constitucionalista) se impuso sobre el de la Convención, que se había debilitado desde la renuncia de Eulalio Gutiérrez. A fines de 1915, Carranza controlaba la mayor parte de la zona norte, incluyendo las zonas de influencia del ejército villista.
Ante las derrotas sufridas por la División del Norte, el 19 de octubre de 1915 el gobierno de Estados Unidos reconoció el régimen del Primer Jefe Constitucionalista como gobierno de facto. Esto provocó la furia de Villa contra el presidente Woodrow Wilson, pues éste le había ofrecido su apoyo y confianza.
El conflicto entre Villa y el gobierno de Estados Unidos culminó con la muerte de varios estadounidenses de la población de Santa Isabel, Coahuila, y con el ataque de Villa a Columbus, Nuevo México, lo cual trajo como consecuencia la "expedición punitiva", comandada por John J. Pershing, quien se dedicó a perseguir a Villa en territorio mexicano.
No obstante las adversidades, en septiembre de 1916 Carranza controlaba a villistas y zapatistas, quienes aisladamente continuaban su lucha.
Seis años de guerra civil propiciaron desorden en la economía nacional, desabasto, carestía y hambre. Para remediar la situación, Carranza tomó una serie de medidas económicas; quería demostrar que podía tomar el control del país y que tenía un proyecto político y social para resolver los problemas que atravesaba México.
En septiembre de 1916 Venustiano Carranza convocó a la realización del Congreso que daría a México una Constitución. Éste inició sus trabajos en Querétaro el 1o. de diciembre y los concluyó el 31 de enero de 1917. Durante las sesiones, los diputados discutieron cuestiones fundamentales por las que había luchado el pueblo durante siete años consecutivos: quedaban plasmados como derechos el reparto equitativo de la tierra, la jornada máxima de trabajo y el salario justo a los trabajadores, así como la educación gratuita y laica. El 5 de febrero de 1917 se promulgó la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que actualmente rige la vida de nuestro país.
De esta manera se dio por concluida la guerra civil que vivió México en un intento de cambio y reestructuración económica, política y social.  
Con la promulgación de la Constitución de 1917 quedó establecido en el máximo documento de la nación, el derecho a la libertad y a la democracia, a condiciones dignas de trabajo, a un reparto equitativo de la tierra, en suma, el derecho a una vida digna para los mexicanos.

Museo de Palacio Nacional

Presentación
El Recinto de Homenaje a don Benito Juárez, en Palacio Nacional, fue inaugurado oficialmente el 18 de julio de 1957 por el presidente Adolfo Ruiz Cortines. Está instalado en el mismo lugar en el que don Benito Juárez vivió en sus últimos años como presidente.
En el Recinto se puede apreciar una serie de objetos personales donados por parientes y amigos para recrear su ambiente familiar; entre ellos está su salón familiar, su despacho y su recámara, ubicada en el sitio exacto donde falleció la noche del 18 de julio de 1872. Cuenta además con documentos oficiales relacionados con su actividad política y una biblioteca especializada en temas del México del siglo XIX, en los que Juárez participó de manera determinante como la Reforma, la defensa de la soberanía nacional frente a la Intervención Francesa y la restauración de la República. Estas piezas dan muestra clara de su forma de ser, de actuar y de afrontar la vida en cada uno de los diferentes momentos por los que atravesó.
Este Recinto de Homenaje a don Benito Juárez estuvo abierto al público entre 1957 y 1993, en que hubo de cerrarse para llevar a cabo obras de recimentación en el ala noroeste de Palacio Nacional. Para continuar exhibiendo parte del legado de Juárez, se hizo un montaje temporal del Recinto en la Casona I de Avenida Hidalgo # 79, hasta mediados de 1997. Y, al cumplirse el 126 aniversario del fallecimiento del Benemérito en 1998, el Recinto fue reabierto nuevamente en su sede original de Palacio Nacional.

Juárez como gobernante y político liberal
A lo largo de su vida Benito Juárez fue objeto de múltiples reconocimientos personales. Como ejemplo de su obstinada defensa de la soberanía destaca, en primer término, una copia del documento por el cual el Congreso de Colombia lo nombró "Bien de la América". Esto fue en mayo de 1865, en plena Intervención Francesa, cuando Maximiliano trataba de afianzar su imperio en territorio mexicano y Juárez, a bordo de un carruaje, defendía al lado de sus más cercanos colaboradores la fuerza de la legalidad republicana.
En otra vitrina hay objetos que permiten conocer diferentes etapas en la obra de Juárez como el juego de pesas y medidas del sistema métrico decimal, implantado en México durante el gobierno juarista como una muestra de modernidad y con la intención de estar acorde al ritmo de los tiempos. En la misma vitrina, hay una charolita de plata que le fue obsequiada por los habitantes de San Juan de Aragón. Ahí también se observa el juego de llaves entregado al presidente Juárez por los miembros del Ayuntamiento con motivo de su regreso a la ciudad de México después de su triunfo en la Guerra de Reforma, en enero de 1861.
Como única pieza en otra vitrina se observa el Himno Patriótico compuesto en honor de Benito Juárez por Mariano Ramos. No podía faltar en una sala dedicada a destacar la figura del hombre público la banda presidencial utilizada por don Benito Juárez. Acompañada por un bastón de mando obsequiado al Presidente por los habitantes de Santa María Ixcatlán. Y para culminar el recorrido de esta sala, dos condecoraciones que fueron obsequiadas por el Congreso al presidente Juárez al triunfo de la República.
-Leyes de Reforma
La vida de Juárez corre paralela a los grandes acontecimientos que dieron forma a la nación mexicana durante el siglo XIX. En la primera mitad de ese siglo México dejó de ser una colonia española y vivió una serie de revueltas internas para establecer la República y otras tantas guerras para defender su soberanía.
Mediante algunos documentos que se exhiben en esta sala se hace un recuento de algunas de las guerras por la emancipación y la consolidación de la República, la Independencia, la Reforma y contra la Intervención Francesa. En primer término se muestran cuatro documentos de esa revolución independentista: el bando por el cual el virrey Francisco Xavier Venegas puso precio a las cabezas de los principales jefes del movimiento emancipador -Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Mariano Abasolo y Mariano Jiménez- con el objeto de amedrentar a sus seguidores y terminar con la guerra que por aquel entonces apenas comenzaba. Una nota autógrafa, donde aparecen algunos gastos de don Miguel Hidalgo, permite observar parte de la vida diaria del ejército insurgente. El decreto de José María Morelos que ordena la acuñación de moneda, la cual debería circular en aquellos lugares en donde la lucha ya hacía estragos en la economía regional, señala la visión certera de quien logró continuar la lucha iniciada por Hidalgo y poner en serios aprietos al ejército realista. Sobre esta vitrina, el Decreto de Apatzingán, documento fundamental firmado también por Morelos, plantea por primera vez la total y absoluta independencia de España y de cualquier otra potencia. Enseguida, un original del Acta de Independencia del Imperio Mexicano, primer nombre oficial de nuestro país, con la firma de Iturbide entre la de otros muchos criollos que culminaron este proceso de gestación del Estado Nacional. En esta sala también encontramos las armas utilizadas por los ejércitos en pugna durante la Guerra de Reforma y la Constitución Liberal.
La renuncia del presidente Comonfort, a principios de 1858, desencadena la lucha armada conocida como Guerra de Reforma. Dos gobiernos, uno liberal y otro conservador, contenderán en el campo de batalla durante tres años con la esperanza de hacer valer su proyecto de gobierno.
Juárez, sin más armas que la legalidad y un grupo de seguidores que lo acompañó durante los años de lucha en su peregrinar por el centro de la República y su posterior establecimiento en Veracruz, fue ganando poco a poco adeptos a su causa. Félix Zuloaga, en un principio y Miguel Miramón después, tenían de su lado la fuerza de la Iglesia y un ejército mucho mejor preparado. Sin embargo, las fuerzas liberales acabaron por imponerse y su triunfo fue contundente.
En Veracruz fue precisamente donde Juárez, apoyado por Melchor Ocampo, Miguel Lerdo de Tejada y Manuel Ruiz, emitió el documento que se observa en otra de las vitrinas de esta sala, en el que se sintetizan todos los decretos -conocidos después como Leyes de Reforma- por medio de los cuales se establece la separación entre los asuntos del gobierno y los de la Iglesia.
Tomando como pretexto la suspensión del pago de la deuda decretada por Juárez a mediados de 1861, las escuadras españolas, inglesas y francesas, atracaron sus naves en Veracruz para exigir la liquidación de los empréstitos. Los enviados de Juárez lograron pactar con ingleses y españoles, no así con Francia que decidió introducirse en territorio nacional y marchar sobre Puebla. Ahí sus ejércitos fueron derrotados por los ejércitos liberales al mando del general Ignacio Zaragoza el 5 de mayo de 1862. A pesar de esta temprana derrota, los franceses sitiaron Puebla al año siguiente y lograron tomar la ciudad. En esta sala se exhibe una bandera del ejército mexicano utilizada durante aquel heroico sitio de 1863.
Preside este salón un retrato de don Benito Juárez realizado al óleo por José Escudero y Espronceda, pintor español establecido en México en el último tercio del siglo XIX con un estilo muy académico, reconocido como hábil retratista y muy solicitado por el mundo oficial.
El avance de las tropas francesas obligó al presidente Juárez a iniciar de nuevo la marcha por el interior del país. Los conservadores, por su parte, apoyados por la Iglesia, promovieron la imposición del gobierno imperial. Fernando Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota entraron a la capital del país en junio de 1864.
Como fin del recorrido por esta sala, se pueden ver los retratos de los emperadores y algunas monedas acuñadas durante esa época.
Tres años duró el experimento imperial. La decisión de Napoleón III de retirar a sus tropas que sostenían al gobierno de Maximiliano, así como el avance incontenible de la causa liberal, condujo al emperador y a sus más cercanos colaboradores al paredón. La sentencia se cumplió en el Cerro de las Campanas, Querétaro, el 19 de junio de 1867. Un collage con fotografías y objetos del día del fusilamiento, que se exhibe en esta sala, dan cuenta clara de aquel suceso que significó para el país el triunfo de la República.
Como complemento a todo lo ya descrito que se muestra en esta sala, se pueden apreciar tres figuras de porcelana realizadas mediante la técnica "viejo París" que representan a los tipos populares de la época, inspiradas en litografías del alemán Carlos Nebel.
-Perfil de un hombre
La sobriedad en el vestir fue característica particular de don Benito Juárez. La sencillez de sus costumbres republicanas lo mantenía alejado de cualquier lujo. En esta sala se observan en una vitrina central aquellas prendas de vestir, donadas por sus descendientes, que ejemplifican el estilo austero del presidente Juárez.
En otra vitrina se pueden apreciar algunos de los objetos que utilizó en sus actividades diarias; destaca un reloj que en lugar de números ostenta el nombre de su propietario.
En esta misma sala se pueden observar en otra vitrina los más encontrados instrumentos que acompañaron la política de Juárez. Por un lado, los bastones de mando con empuñaduras de oro y piedras preciosas que le obsequiaron durante su gestión presidencial y, por el otro, el anzuelo y el catalejo que utilizó durante su exilio en Nueva Orléans (1853-1855).
 Desde el inicio de la vida independiente de México, las sociedades masónicas formaron verdaderas hermandades a las que se afiliaron los políticos de bandos contrarios. En 1825 miembros de las logias yorkinas y escocesas fundaron el Rito Nacional Mexicano al que pertenecieron destacados personajes de nuestra historia, entre ellos Benito Juárez, que ingresó formalmente a la masonería el 15 de enero de 1847.
En esta sala se exhiben los arreos masónicos que fueron utilizados por don Benito Juárez, al igual que las condecoraciones que se le otorgaron como miembro del Rito Nacional Mexicano.
-Vida Republicana
Las mujeres en el México del siglo XIX pasaban un tiempo considerable preparando los alimentos. Esta tradición entre la gente con recursos económicos constituía un ritual que llenaba la vida de las familias. Los objetos que se muestran en esta sala dan cuenta de las costumbres de la época. Aquí se aprecian algunos utensilios de plata y de cerámica para el servicio de mesa, así como otros objetos de mantelería con el monograma de la familia Juárez y de su yerno Pedro Santacilia. "Poner la mesa" obligaba a estrictas reglas de etiqueta aun en las familias de clase media.
Las costumbres en el siglo XIX incluían cinco comidas diarias: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena, tiempos en los que obligadamente convivía la familia entera.
En esta sala se muestran los objetos del servicio de comedor que fueron utilizados por la familia Juárez-Maza; en algunas de estas piezas se pueden observar las iniciales de sus propietarios.
-El ambiente familiar
La separación de la familia Juárez-Maza, propiciada por las circunstancias políticas, obligó a doña Margarita Maza a mantener a su ya numerosa familia. Con la ayuda que le prestaron algunos habitantes del lugar, abrió una miscelánea con la cual lograba sufragar los gastos más apremiantes e incluso ayudar a su marido en su exilio en Nueva Orléans. En las vitrinas de esta sala se observan algunas muestras del trabajo de bordado a mano delicadísimo que la señora Margarita Maza realizaba para vestir y para la venta.
 Pensando en la mujer fuerte que supo enfrentar la soledad y el peligro en medio de las circunstancias más difíciles y conducir a su familia de manera admirable, sobre todo durante el exilio en Nueva York, es que en esta sala la figura de doña Margarita representa el eje de ese ambiente familiar.
Se recrea teniendo a la vista algunos de sus objetos personales, como un anillo del que cuelga una pequeña medalla con la efigie de Juárez o un prendedor que al reverso ostenta una fotografía de don Benito, que dan cuenta del profundo amor que profesaba por su marido.
En otras vitrinas de esta misma sala pueden observarse otras de las labores de costura que doña Margarita elaboraba. Se exhibe también un retrato de doña Margarita y otro de don Benito Juárez.
Como culminación de este espacio destaca una colección de fotografías que permiten descubrir a los miembros de aquella familia ejemplar, sostén y apoyo de don Benito Juárez y un árbol genealógico de la familia Júarez-Maza.
-Salón Familiar
Las crónicas del siglo pasado nos relatan el gusto por la tertulia familiar que se desarrollaba en salones como los que ambientamos en el museo de sitio. Allí se platicaba, se leía poesía o se entonaban las melodías de moda. Era también el espacio propicio para que los artistas jóvenes dieran a conocer sus trabajos o se invitara a los mejores ejecutantes a interpretar las obras maestras de la música. Aquí los niños y los jóvenes comenzaban a integrarse al mundo de los adultos y por las tardes y noches se recibían visitas, lo que propiciaba el intercambio de ideas y oce social.
En este espacio se intenta recrear lo que pudo haber sido el salón de la familia Juárez con el mobiliario característico de la época ornamentado con candiles, mesas, quinqués, espejos y todo aquello que constituía aquel lugar de convivencia. Preside este salón un retrato de doña Margarita Maza de Juárez, atribuido a José Escudero y Espronceda.
Durante los años en que los Juárez-Maza vivieron en Palacio Nacional su nieta María convivió con ellos. Por este motivo el salón tiene un espacio dedicado su memoria con muñecas y juguetes de la época. Lo mismo se pretende hacer en recuerdo de Soledad Juárez, quien tenía afición por la pintura, con un caballete, un óleo realizado por ella y pinceles similares a los que utilizó.
En otra área de este mismo salón, un piano de cola trae a la memoria la afición de don Benito por la música y el apoyo que brindó a los compositores e intérpretes mexicanos, los que seguramente asistían con regularidad a la casa del Presidente. Se sabe de la afición de don Benito Juárez por los juegos de mesa. Incluso ha llegado hasta nuestros días una fotografía, conservada por su familia, en la que se le ve jugando a las cartas durante su exilio en Nueva Orleans. De ahí que en este mismo salón haya un espacio que recrea la escena de una partida de naipes, en donde destaca una silla conocida como del "mirón", la cual ostenta las iniciales de don Benito Juárez.
-Recámara
El 18 de julio de 1872, don Benito Juárez fallecía víctima de un mal cardiaco en esta habitación que ahora se recrea con la cama que fuera del matrimonio Juárez-Maza. Su principal adorno consiste en un águila republicana y el mobiliario típico en una habitación de aquella época, entre las que destacan varias fotografías de la familia Juárez-Maza, un costurero de madera tallada, obsequiado a doña Margarita Maza por el maestro artesano Manuel Liceaga en 1867, y un retrato de doña Margarita Maza de Juárez.
Por ser el sitio exacto en el que muriera el presidente Juárez, se han colocado vitrinas en donde se exhiben objetos que recuerdan aquel acontecimiento, como un grabado del catafalco cuando el Presidente fue velado en los salones de Palacio Nacional, la llave del féretro, el cordón de arreos luctuosos y la mascarilla en bronce, vaciada del original en yeso que se tomó momentos después de su muerte.
También aquí se exhiben el último libro que leyó don Benito Juárez y la escritura de división y aplicación de bienes entre sus herederos.
-Despacho
En su despacho acostumbraba pasar largas jornadas entregado por completo a sus labores y reflexiones para la construcción de la legalidad republicana.
Aquí se exhiben parte de los muebles en donde el presidente Juárez debió concebir las grandes transformaciones del Estado, como el librero-escritorio en donde hoy se muestran algunos de sus objetos. Sin lugar a dudas, la pieza que mejor relata una de las etapas de la vida del presidente Juárez es el escritorio de campaña, singular por sus dimensiones y compartimentos, algunos de ellos secretos, y el hecho de ser portátil. De ahí que lo acompañara en sus largos peregrinajes hacia el norte del país durante la defensa de los principios liberales.
-La patria a Juárez
A la muerte de Juárez su figura se convirtió en un símbolo y su imagen pasó a ser parte de la iconografía popular. Los gobiernos lo convirtieron en héroe y el pueblo en mito.
En esta sala se presentan algunas de las condecoraciones y objetos que se realizaron como homenaje póstumo a Benito Juárez. Resaltan monedas, estampillas, medallas, libros y un retrato caligrafiado, obra maestra realizada en 1877 por E. F. de Lizardi en donde, a través de los trazos que dan forma a la imagen de Juárez, el autor narra la biografía del prócer y hace una detallada descripción de sus funerales.
Se exhibe también un fotograbado de la entrada de Benito Juárez a la ciudad de México el 15 de julio de 1867, hecho por Alberto Beltrán. Una vitrina está dedicada a exhibir algunos libros escritos sobre don Benito, como Juárez y su México de Ralp Roeder, La gran década nacional de Jesús Galindo y Galindo y Juárez de Genaro García, entre otros, que se han publicado a lo largo de más de cien años que nos separan de la muerte de Juárez con el afán de exaltar su memoria.
También se exhibe una litografía donde aparecen Benito Juárez y sus ministros, un retrato fotográfico del presidente Juárez, con 24 firmas al calce que certifican la autenticidad de la misma, y una pintura de don Benito Juárez, realizada por B. J. Delauney.
-Salón de Homenajes
Este salón se encuentra rodeado por los escudos de cada uno de los Estados de la Federación y el Escudo Nacional, presidido por un busto en bronce de don Benito Juárez, obra de José María Fernández.
Capilla de la Emperatriz


La Capilla, conocida como de la Emperatriz, que fuera sala de fundición de la antigua Casa de Moneda en el virreinato, considerada como recinto histórico de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, tiene una gran tradición cultural y bibliográfica.
En 1928 se creó en ese inmueble -a sugerencia de Francisco Gamoneda- la Biblioteca de la Secretaría de Hacienda, que a lo largo del siglo XX reunió y dio servicio a varias generaciones de investigadores, intelectuales y usuarios del sector público.
Por su amplitud, belleza y valor arquitectónico el recinto fue escogido para instalar la biblioteca; los trabajos de adaptación del inmueble quedaron al cuidado del arquitecto Manuel Ortíz Monasterio, quien retiró los aplanados de las bóvedas para que luciera su espléndida estructura realizada en el siglo XVIII con sillares de chiluca y tezontle. Presencia que fue realzada por la fabricación de una magnífica estantería en madera labrada, la cual imitó en detalle a la Biblioteca de El Escorial de la Capilla de San Lorenzo, de España.
La Biblioteca de Hacienda fue punto de encuentro de grandes maestros del pensamiento económico y social como el propio Jesús Silva Herzog su fundador, Daniel Cosío Villegas, Ernesto de la Torre Villar y Agustín Yáñez, entre otros. Desde su origen Silva Herzog concibió a la Biblioteca de Hacienda desde una perspectiva humanista, considerando que la economía está ligada a las ciencias sociales y a las humanidades, y sobre todo a la historia. Bajo este concepto, a lo largo de los años, se fue formando un importante fondo de obras históricas, en especial de México.
En el escenario cultural de México destaca la presencia de Alfonso Reyes, quien promovió junto a Daniel Cosío Villegas la formación de la Casa de España, hoy El Colegio de México y que encontró en esta Biblioteca, dirigida por Agustín Yáñez, un espacio generoso que dio albergue al entonces naciente Centro de Estudios Históricos de esa institución académica.
Hacia 1954 la Biblioteca fue el eje de un valioso proyecto editorial que se publicó como Boletín Bibliográfico de la Secretaría de Hacienda, reconocido por sus aportaciones, históricas y literarias, que aún hoy en día continúa siendo un referente obligado para los estudiosos y bibliófilos. Este boletín tuvo entre sus colaboradores más frecuentes a Jesús Castañón Rodríguez, Román Beltrán
En 1957 la Biblioteca de Hacienda, se convirtió en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada que desde 1970 se encuentra ubicada en el antiguo oratorio de San Felipe Neri, en la calle de República de El Salvador, mientras que la Capilla de la Emperatriz continuó como biblioteca de finanzas, la cual cerró por obras de remodelación en 1993. Hoy en día guarda una biblioteca especializada con el Fondo Histórico de Hacienda, donde los investigadores, académicos, servidores públicos y público en general, encontrarán documentos y publicaciones de los siglos XIX al XX y algunos del siglo XVIII que forman parte de la memoria hacendaria desde el México Independiente, que por el decreto del 20 de mayo de 1824 deja de ser Real Hacienda para convertirse en Hacienda Pública. El archivo Real Colonial se conserva en el Archivo General de la Nación. El Fondo Histórico de Hacienda está integrado por aproximadamente doce mil volúmenes.
En esta colección se encuentran por ejemplo el "Inventario de los autos y expedientes que se entraron a la antigua Contaduría por las Casas Reales de esta capital" (1792); la colección de las Memorias de Hacienda (1822-1982); "Índice de los proyectos e informes sobre uniformidad de alcabalas formados por D. Manuel Payno y Bustamante con inclusión de los señores Lebrija y Barrera"; "Mercedes y pensiones, limosnas y salarios de la Real Hacienda de Nueva España"; la Colección de leyes y decretos con autógrafos de personajes de trascendencia para la historia como Guillermo Prieto, Miguel Lerdo de Tejada, Manuel Payno, Manuel Dublán y José Yves Liman tour, entre otros.
 En este recinto se realizan diversos ciclos de conferencias, ejemplo de ello fue el Coloquio "De la Real Hacienda a la Hacienda Pública Contemporánea", con la participación de un grupo de expertos en el tema, que expusieron los aspectos más relevantes de la Hacienda Pública en nuestro país lico en general.
Exposiciones
-Mestissages, arte textil contemporaneo
Desde hace más de seis años la exposición Métissages ha demostrado la pertinencia del textil como medio de expresión a través de múltiples proyectos de arte contemporáneo. Esto fue posible porque ha habido una asociación entre dos mundos profesionales, el del arte contemporáneo y el de los artesanos del textil francés que pocas veces se habían reunido.
Este encuentro permite a los artistas invitados reflexionar sobre técnicas poco conocidas y hasta desconocidas, y a los artesanos expresarse con la interpretación de sus técnicas.
El artista se siente pronto implicado en una misión sofisticada y difícil ya que deberá apoyarse en otras personas para ver su idea realizada y tendrá que poner a prueba su capacidad para “transmitir un mensaje”.
El artesano escogido, en función de sus capacidades y del concepto del artista, deberá también implicarse asumiendo una doble función, poseer una técnica y saber interpretar. El discurso no se pervierte: el artista aporta su creación y el artesano propone su interpretación. Entre el artesano y el artista es primordial saber compartir y escuchar.
El artista es el detonador que lleva al artesano a cuestionar de manera diferente, innovadora y enriquecedora, su técnica habitual.
Esta sinergia no es reciente. Cuando Le Brun concibe los Tapices de la Historia del Rey (Tenture de l’histoire du Roy, c.1660-70) o el de las Casas Reales (Maisons Royales, c. 1680), o bien cuando Le Corbusier , asistido por Pierre Baudoin, elaboran conjuntamente el croquis de La mujer y el herrero (La femme et le maréchal ferrant, 1967), podemos constatar esta benéfica asociación entre el artista y el artesano. En esta misma dinámica que se sitúa el caso de Jean Baptiste Oudry, con las Cacerías de Luis XV ( Les Chasses de Louis XV), cuya orden de ejecución data de 1733. La obra era criticada porque se decía que copiaba a la pintura. En su composición ciertamente y resultaba pertinente ya que la referencia al lenguaje pictórico daba una dimensión aérea a los paisajes en el tapiz. Por lo que se refiere a la técnica no hay nada de denigrante en el hecho de buscar sutiles interpretaciones usando pequeños trazos que daban matices de color rosa pálido y violeta, así el tejedor puede expresarse de manera diferente. En este caso nos encontramos ante una realidad: saber o no saber dominar la técnica.
Recinto Parlamentario
La primera Cámara de Diputados del México independiente se estableció en el segundo piso de Palacio Nacional. Funcionó como tal durante 43 años, a partir de 1829.
Fue escenario de intensos debates entre conservadores y liberales, centralistas y federalistas, monárquicos y republicanos, facciones parlamentarias del siglo XIX. En este recinto se juró la Constitución de 1857, paradigma del liberalismo mexicano y documento base del México moderno.
En esta Cámara de diputados tomó posesión de la presidencia del país, el licenciado Sebastián Lerdo de Tejada, el 19 de julio de 1872, al día siguiente del fallecimiento de don Benito Juárez. Fue el último en hacerlo en este recinto, pues ese mismo año un incendio destruyó completamente la sede del poder legislativo.
 Un siglo después, el Gobierno de la República reconstruyó esta primera Cámara de Diputados, con base en la litografía de Pedro Gualdi "La Cámara de Diputados de 1841", para convertirla en el museo de sitio Recinto Parlamentario, dedicado a honrar la memoria de los constituyentes liberales de congreso de 1856-1857, así como la Constitución de 1857, obra emanada de aquella legislatura.
El Vestíbulo del Recinto es una sala de exhibición de documentos legislativos, así como objetos artísticos y de ornato, que recrean el ambiente de la época, así como los acalorados debates del aquel constituyente.
Datos de Diego Rivera:
Diego Rivera nació el 8 de Diciembre de 1886 en el estado de Guanajuato, muriendo el 24 de noviembre de 1957, sepultado en la rotonda de los hombres Ilustres, en el cementerio de  dolores en el distrito federal, fue uno de los tres mejores muralistas, sus obras son muy conocidas mundialmente, su obra maestra en  este edificio sobre la escalera del patio Central llamada “México a través de los siglos” se pinto de 1929- 1935  y los frescos del corredor norte del primer nivel de 1945-1951 , quedando inconclusa esta obra, su técnica es al fresco.
Descripción de los murales:
 Lucha de Clases: L a figura principal Carlos Marx, y en ambos lados la visión de dos futuros, la destrucción y la evolución del mundo, abajo en los rectángulos: la Wall street, la corrupción del clero, sierre de las iglesias y las finanzas extranjeras. A la derecha la lucha de clases, abajo los reaccionarios y fascistas atacan al pueblo, los caballeros de colon explotando a los indígenas, Frida y Cristina Kahlo maestras de marxismo, la explotación de la fe Cristiana y la evolución del obrero.
 La leyenda de Quetzalcóatl: Personaje central y legendario y desconocido y como dios de las culturas, Tolteca, Maya y Azteca, llamado Quetzalcóatl, el sol de cabeza el ocaso de las culturas prehispánicas, abajo las pirámides del sol y la luna, a la derecha la danza del fuego nuevo cada 52 años, debajo de derecha a izquierda las diferentes artes, la astronomía, las guerras sagradas, arriba a la izquierda el cobrador de tributos.
 El águila sobre el cactus: Al centro del gran mural, representa a profecía del pueblo Azteca, la fundación de Tenochtitlan en 1325 hoy la ciudad de México, también representa el escudo Nacional.
 La conquista de Tenochtitlan: 1521 en la parte baja del mural Cortes montado, a su lado un indígena Tlaxcalteca de amarillo atacando a un guerrero Azteca arriba del conquistador se ve el último rey Azteca Cuauhtémoc prisionero del capitán español, el disco rojo simboliza el calendario Azteca y a la derecha el sacrificio humano.
Periodo colonial: Ver de derecha a izquierda destrucción de los templos paganos, Cortes con Fray Bartolomé de las casas protector de los indígenas, la conversión de ellos por los misioneros dominicos y franciscanos educándolos en la agricultura y la lectura a la izquierda del águila la santa inquisición 1573, Cortes con la Malinche y su hijo Martin Cortes, supervisando la construcción del palacio nacional 1523. Abajo la destrucción de los códices. A la izquierda marcando a los nativos y a la derecha violación a una indígena o la fusión de 2 razas mestizaje.
 Independencia de México: 15 de Septiembre de 1810, la figura central es Don Miguel Hidalgo quien diera el grito libertador, a su lado José Ma. Morelos ambos sacerdotes y  Agustín de Iturbide y a la izquierda Vicente Guerrero, con la bandera tricolor y Agustín de Iturbide con la corona imperial. Quien confirmo la independencia de 1821 y coronado Emperador en 1822.
 Invasión Americana: 1847 arriba a la derecha del águila americana vuela sobre el cielo Azteca y a la izquierda el catillo  de Chapultepec defendido por sus alumnos al mando del general Don Nicolás Bravo cayendo abatidos por las armas invasoras del ejercito de Winfield Scott y Zacary Taylor.
 Leyes de reforma: 1856-1857 la figura principal Don Benito Juárez con un desplegado que dice constitución y las leyes de reforma, que fue la separación de la iglesia con el estado, abajo a la derecha el general Miguel Miramón quien trajo el imperio de Maximiliano a México, a la izquierda el general Antonio López de Santa Ana, quien combatió a las tropas Americanas en San Jacinto y el álamo en Texas en 1835, el Monje gordo simboliza el poder de la iglesia y el partido conservador.
 La invasión francesa: 1862-1867 abajo el águila imperial se ve una línea de soldados que fue la batalla del 5 de mayo de 1862. Cuando el ejército mexicano se vistió de gloria al mando del general Ignacio Zaragoza a la derecha la ejecución de Maximiliano de Habsburgo y los generales mexicanos, Miguel Miramón y Felipe Mejía el 19 de junio de 1867 en el estado de Querétaro, el águila imperial vuela hacia Europa símbolo de la caída del imperio Napoleónico.
10° La revolución Mexicana: 1910 al centro se ve una pancarta roja que dice tierra libertad y pan, el tercer hombre a la derecha es líder de la Revolución mexicana Don Francisco y Madero, en contra del general Porfirio Díaz, que en su pecho tiene medallas  y que duro en el poder 30 años, el siguiente personaje José Ives Liman Tour ministro de finanzas, a su lado el general Victoriano Huerta, traidor de la revolución, a la derecha vemos Doroteo Arango (Alias) Pancho Villa, Debajo de Don Venustiano Carranza quien promulgo la constitución de 1917 en el estado de Querétaro aun vigente en nuestros días.






Murales del Corredor
 La gran Tenochtitlan: 1325 vista panorámica del gran imperio azteca ,edificando sobre el lago de Texcoco, arriba a la derecha los majestuosos volcanes ,el Iztaccíhuatl la mujer blanca universalmente conocida como la mujer dormida. El Popocatépetl la montaña humeante al centro el templo mayor, con sus 2 altares, el de la izquierda dedicado al dios de la lluvia y la agricultura tlaloc, el de la derecha al dios de la guerra huitzilopochtli y se observa la sangre del sacrificio humano. El personaje central es el huey-tlatoani, regente del imperio Azteca.
Observamos el mercado de Tlatelolco tan perfecto como los actuales, por secciones; de izquierda a derecha y la sección de las flores , las legumbres, el intercambio de productos “trueque” la medicina , la indígena coronada de flores simboliza la diosa de la flor y el amor, “Xochiquetzal” a la que ofrecen presentes y trofeos de guerra, la siguiente sección de las carnes, con el perro llamado “Xoloescuntle” y arriba la cerámica para el uso domestico y religioso, y ala izquierda los textiles y las palmas .
Abajo del mural las grisallas, perspectivas debajo relieves.
Cultura tarasca o purépecha de Michoacán: el florecimiento de esta cultura que desarrolla la técnica de los tintes , la pisca de algodón, la pesca de redes tipo alas  de mariposas en el lago de Pascuaro, el proceso del carbón, abajo una joven consulta a un astrónomo, una anciana enseñando a pintar un códice a dos jóvenes indígenas.
Cultura zapoteca y mixteca de Oaxaca:
Estas culturas desarrollaron el arte de la plumaria y orfebrería, ala izquierda dos guerreros con hermosos penachos y abajo la confección de mosaicos con hermosas plumas, arriba un grupo de indígenas recogiendo el oro  de rio, y abajo ala derecha trabajando el metal con piedras preciosas que utilizaron a la cera perdida.
Cultura totonaca o el pueblo del jaguar en Veracruz:
Esta civilización  desarrollo diferentes juegos ceremoniales como es el juego de pelota que simboliza el movimiento solar, el juego del volador que representa el ciclo azteca  de los 52 años. A la derecha  la pirámide de tajín con sus 365 nichos en la parte inferior un jefe azteca  cobra tributos jefe totonaco, el paga con cacao, tabaco y frutas de la región.
Cultura huasteca  y el cultivo del maíz:
Cultivo de la planta  milenaria que hiso sedentarias a las culturas nómadas, arriba el volcán Citlaltépetl o pico de Orizaba  abajo el riego, ala derecha cultivado con la “coa”, a la izquierda los diferentes platillos del maíz, la maza, tortillas, tamales, pan y el atole, la figura superior la diosa del maíz, teozintle.
Cacao:
Producto del trópico, que se recolecta rudimentariamente se desgranan y se seca en el suelo, se tuesta y se muele en un metate, piedra plana y lisa donde se hace pasta, después un bebida llamada choco-atl palabra náhuatl que quiere decir agua amarga y que fue llamada la bebida de los dioses hoy es el chocolate.
La planta del maguey agave y sisal:
En la parte superior derecha 2 tlachiquieros extraen la sabia del maguey llamada agua miel, la que se fermenta para convertirla en una bebida embriagante llamada pulque, del agave se destila y se saca el tequila, ala izquierda se ven 2 indígenas en el proceso, abajo con el sisal sacando la fibra para hacer diferentes trabajos, abajo las indígenas macerando la s pencas del maguey para hacer el papel  al igual con la corteza del árbol de amate y hacer los códices, que permitieron conservar nuestra historia.
El arribo de Hernán Cortes:
1519 el personaje deformes el conquistador de acuerdo a los estudios antropológicos por Diego rivera, arriba a la izquierda cortes en el primer servicio religiosos efectuado en nuestras costas, a la derecha los esclavistas, abajo los animales domésticos traídos por los españoles a América, la indígena con el niño de ojos azules mostrando el mestizaje, el capitán pagando el quinto real a la izquierda marcando a los indígenas y la traída de la gente de color de Africa.